La exposición «El sueño de un imperio», abierta desde hoy en el Archivo de Indias de Sevilla, muestra por primera vez un centenar de piezas que componen la mayor parte de la colección mexicana del duque de Montpensier, quien aspiró a ser emperador de México y reunió obras de arte relacionadas con el país.
Tras la inauguración de la muestra a cargo del ministro de Cultura, César Antonio Molina, la directora del archivo de Indias y una de las comisarias, Isabel Simó, explicó a los periodistas el interés de «reivindicar» la figura del duque de Montpensier como coleccionista.
Hijo del rey de Francia, Montpensier fue un hombre cosmopolita que logró abrirse hueco en una sociedad sevillana «más cerrada», que le llegó a apodar el «duque naranjero» por vender las frutas de sus jardines del Palacio de San Telmo.
En 1854, se compró una residencia de verano en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta, para descubrir poco después que en esa misma casa palacio había fallecido, en 1547, Hernán Cortés.
Ese hecho lo animó, tras encargarle al arquitecto Balbino Marrón la restauración del palacio, a comenzar a coleccionar piezas relacionadas con Cortés y con México, como grabados y cuadros, y a encargar copias de algunos de los documentos relacionados con la vida y muerte del conquistador que entonces ya custodiaba el Archivo de Indias.
Así constituyó la Sala Hernán Cortés en su palacio de Castilleja, que fue cedida en vida de los duques, junto con el inmueble, al rey Alfonso XII al casarse con su hija, María de las Mercedes.
En 1903, el edificio cambió de manos y pasó a la congregación de Las Irlandesas, que instauraron allí un colegio, que aún existe, y que trasladaron la colección al Real Alcázar de Sevilla, desde donde pasó, tras un breve regreso a Castilleja, al Archivo de Indias en 1933.
Esta institución sevillana carecía entonces de suficiente espacio expositivo y cedió durante décadas las piezas al Museo de América de Madrid, donde han permanecido en su mayor parte guardadas durante décadas, hasta su actual recuperación.
La muestra se estructura en torno a diez apartados temáticos, los primeros de ellos dedicados a la historia de la colección, de sus propietarios y de su palacio, en la que se enseñan retratos de los Montpensier y grabados de su palacio durante el XIX, que han sido cedidas por las tataranietas de los duques, Beatriz y Gerarda de Orleans.
La figura de Hernán Cortés, el primer imperio mexicano, los franceses en México, el segundo imperio mexicano, las figuras de cera y las lacas mexicanas son algunos de los asuntos en torno a los que se ha estructurado la exposición, cuya mayor dificultad ha sido conferirle «unidad» a una colección que no la tenía y cuyo «único denominador común era México».
Entre las piezas más interesantes, Simó resaltó un cuadro anónimo sobre los ataques franceses a Veracruz, dos soperas de loza china o el sable de Agustín de Iturbide, una de las rarezas de la muestra, que incluye además la recreación del gabinete del duque de Montpensier, hecha con los muebles que incluía la colección.
La muestra permanecerá abierta, al menos, hasta diciembre, con posibilidad de prórrogas, y la colección seguirá depositada en el Archivo de Indias de forma permanente.
César Antonio Molina, que hoy visitó Sevilla por primera vez como ministro, expresó su «satisfacción por el retorno de este gran legado a Sevilla, de donde salió hace tiempo y que ha permanecido fuera de la ciudad durante décadas» y que ahora vuelve «enriquecido» para permanecer en el Archivo de Indias, una de las instituciones culturales con «mejor funcionamiento» de España.