Se desconocen sus orígenes y su significado. No se tiene ni idea de quien lo ha escrito; aunque con el paso de los años se le ha atribuido a Leonardo Da Vinci y a Ramon Llul.

Muchos opinan que se trata más bien de una especie de broma científica. Definitivamente lo único que podemos decir con certeza de este manuscrito preservado en la universidad de Yale es que se compone de 240 páginas con ilustraciones, que tiene aproximadamente 500 años y que basta con intentar leerlo para casi perder el juicio, pues nadie entiende en que lengua esta escrito.
Parece ser una guía de farmacopea medieval, aunque también incluye representaciones astronómicas y diagramas de órganos. Sin embargo ni los criptógrafos militares que descifraron las claves utilizadas por las inteligencias alemana y japonesa durante la 2ª Guerra Mundial han conseguido comprender su contenido, por lo que seguramente ya hartos de él han decidido decir al mundo que se trata de una especie de broma a pesar de las semejanzas del texto con los patrones de los lenguajes naturales y la innecesaria extensión del mismo para tratarse de una broma.
Recientemente se ha publicado una novela «œEl castillo de las estrellas»de Enrique Joven en la que se narran los infructuosos esfuerzos realizados para descifrar este texto.
Dejando aparte las hipótesis de que se trate de una broma para causar derrames cerebrales entre los eruditos de las generaciones futuras, existen diversas teorías sobre su contenido:
Que se trate de un texto cifrado elaborado a partir de alguna lengua europea mediante un algoritmo que trabaje sobre las letras.
Que este escrito en algún lenguaje procedente de las familias lingüísticas de Asia oriental
Que su contenido este codificado visualmente para confundir a los lectores con formas distorsionadas
Que se trate de una lengua completamente artificial con un vocabulario organizado por categorías y subcategorías
Que se trate de un texto esotérico escrito en la lengua de los ángeles (¡la recoña ya!, yo creía que eran los extraterrestres los interesados en la anatomía humana) o de las sectas catara.
Sea lo que sea lo que diga el texto lo único que queda claro es que tanto si se trata de una broma como sino, su autor debe ser admirado por su ingenio que ha superado a todas las grandes mentes pasadas, presentes y posiblemente futuras,las cuales seguramente le recomendaron para una eternidad en el infierno antes de mandar su obra «a paseo».